lunes, 12 de diciembre de 2011

Y la raya se ha pintado.

Todo mundo habla del bullying en las escuelas, se habla del tema como si fuese novedad en estas generaciones escolares. Pero yo recuerdo bien que era algo habitual cuando asistía a clases (que no fue precisamente hace poco).

Asumimos que sólo es una situación que se dá en el ámbito escolar. Pues no, ni se queda en las escuelas ni es algo nuevo.

Papá repitió mucho mientras eramos chicos " el valiente vive... hasta que el cobarde quiere".  
Se han preguntado, que pasaría, si a todos l@s bullies que nos topamos en el camino los pusiéramos en su lugar? Seguro encontraremos algunos que a la primera no entenderían el mensaje, pero estoy segura que la gran mayoría se bajarían de su ladrillito y se harían a un lado.
Creo que muchos de ellos no son mas que chihuahuas pretendiendo ser pitbulls, viviendo con tanto miedo que lo único que atinan a hacer es vivir bajo el esquema: "la mejor defensa es el ataque".

Pues bien, después de mucha tolerancia, después de mucho respirar profundo, de ver en repetidas ocasiones rabietas sin ton ni son, no sólo a mi si no a otr@s conocidos y luego de haber llenado mi botecito de piedritas, hace unos días PINTÉ MI RAYA.. la raya del respeto, la línea que define hasta donde te autorizo acercarte y las normas por las cuales otra persona se debe dirigir conmigo para tener un diálogo adulto, cordial y civilizado. 

La más sorprendida cabe señalar, SOY YO. No sólo por haber dado el paso, sino por contemplar la sarta de balbuceos e incoherencias que del otro lado de esa bien definida línea, se pronunciaron en un intento absurdo e incoherente por atacar. 

Que fuerte es esa línea! No es que por pintarla los demás cambien. No pretendo que eso suceda, simplemente que al marcar ese límite lo único que sucede es que reconozco que sólo yo autorizo que aquello que "escupen" me moleste o intimide. 

Asi que hoy puedo decir feliz que la raya se ha pintado.







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